Seguro que casi todos conoceréis este bizcocho. Creo que es el que nos enseñan cuando empezamos a tener cierta curiosidad por la cocina. En mi caso, como ya sabéis que es raro que respete la receta original, he añadido una manzana troceada y un poco de mermelada de ciruelas negras que preparé el otro día. La manzana le aporta un punto de jugosidad importante y sorprendente. Y la mermelada rompe la monotonía del bizcocho con unas ciruelas negras maravillosas que tenemos y que, aun en mermelada, conservan un puntito de acidez interesante.
Esta vez la mermelada me quedó muy líquida, pero eso ayudó a «desdestructurar» ( jeje toma yá! :P) el interior del bizcocho. Vamos, que cada ingrediente tiró hacia donde quiso y el resultado fue un sencillo bizcocho de esos que alegran cualquier merienda veraniega y que, como estamos de vacaciones, todo el mundo se puede permitir 😉
Ingredientes:
1 yogur griego, 3 huevos, 1 vasito (de la medida del yogur) de aceite de girasol, 2 vasitos de azúcar, 3 vasitos de harina, 1 sobre de levadura, la ralladura de un limón, 1 manzana y un poco de mermelada de ciruela negras ( opcional).
Cómo lo preparamos:
1. Precalentamos el horno a 180 grados.
2. Batimos muy bien los huevos, el azúcar y la ralladura del limón . Recordad que si tenéis thermomix , podéis ponerlo 6′ a 40 grados, velocidad 1 con la mariposa, de esta forma conseguiremos mayor esponjosidad,
3. Añadimos el yogur,el aceite, la harina, la levadura y lo mezclamos todo hasta que quede una pasta homogénea.
4. Engrasamos un molde con margarina y colocamos en el fondo la manzana troceada en daditos medianos.
5. Volcamos la mezcla en el molde y en la parte superior colocamos algún dadito de manzana más. Por último, ponemos la mermelada sobre la parte superior del molde, haciendo una corona.
6. . Los tiempos en el horno ya sabéis que son variables. La teoría es que debe estar unos 35′ a 180 grados, pero en mi caso lo he tenido sólo 30′ a unos 150 ya que mi horno debe estar regular, porque calienta demasiado. La prueba infalible es pincharlo y que salga seco. Así no nos equivocamos.
Nota: Si la mermelada está muy espesa, podéis poner cucharaditas pequeñas sobre la corona. Con el calor y cuando suba la masa, irá cogiendo forma y textura más adecuadas.